Tras la consternación por las terribles consecuencias del incendio de Campanar del pasado mes de febrero, se ha abierto un momento de reflexión que va más allá de las conclusiones que muestre el futuro informe pericial final. El sector de la edificación en España, y principalmente las autoridades regulatorias, nos enfrentamos a un reto mayúsculo, aprender de lo sucedido para que no vuelva a ocurrir.
El análisis técnico del suceso muestra que tanto la fachada como las paredes interiores del edificio de Campanar cumplían la normativa que había en el momento del visado del proyecto. Respecto a la fachada del edificio, con la normativa que tenemos a día de hoy, no cumpliría con el CTE, por lo tanto, se ha puesto en parte solución al problema. Sin embargo, las paredes separadoras y tabiques interiores que desaparecieron a consecuencia del incendio sí cumplirían la normativa actual, lo cual es muy preocupante.
Desde Hispalyt denunciamos que la actual normativa española de protección frente a incendios en edificios es muy poco restrictiva y tiene mucho margen de mejora.
En el incendio de Campanar ni los tabiques, ni las paredes separadoras contuvieron el incendio, quedando todo arrasado a su paso. Solo se mantuvo en pie la hoja interior de la fachada, que es de ladrillo. Las paredes separadoras y tabiques de placa de yeso laminado se deshidrataron, cuartearon y se convirtieron en escombros. Las imágenes del interior muestran como todas las plantas del edificio quedaron diáfanas. Y las únicas paredes que resistieron, dentro de las viviendas, son aquellas que fueron realizadas con ladrillo cerámico tras procesos de reformas.
El sector de la edificación se ha transformado en la última década, tanto por los materiales y soluciones constructivas que se utilizan, como por la manera de construir. En parte, estos cambios han sido impulsados por la normativa española que regula el diseño de los edificios (Código Técnico de Edificación), que ha aumentado, por ejemplo, las exigencias en cuanto a aislamiento térmico y acústico para mejorar la eficiencia energética y el confort interior. Sin embargo, el CTE no se muestra igual de restrictivo en cuanto a la protección ante incendios para garantizar la seguridad de las personas. De hecho, no se han aumentado las exigencias de protección frente a incendios en paredes interiores en edificios desde hace más de 25 años. Los valores exigidos a las paredes separadoras en el CTE 2019 son los mismos que en el año 1996. Y para más inri, el CTE 2019 redujo la exigencia para paredes que separan viviendas de las zonas comunes del edificio.
Atrio Social Housing de Peris + Toral Arquitectes. Foto José Hevia
Esta falta de exigencia ha creado distorsiones en los protocolos de seguridad ante incendios. Por ejemplo, se recomienda a las personas, en caso de no poder abandonar la vivienda, que se refugien en una habitación con acceso al exterior para poder ser vistos, cierren la puerta y tapen las ranuras con trapos o prendas húmedas para evitar que, entre el humo, de ahí que en numerosas ocasiones estas habitaciones sean baños y cocinas para tener acceso a agua. Estas indicaciones solo tendrían sentido si las paredes que conforman las estancias están compuestas por materiales que resistan al fuego y sirvan de protección real.
Casa Filtros de Martín Peláez. Foto Alejandro Gómez Vives
Es responsabilidad y deber de todos impulsar un cambio del CTE o apostar directamente por materiales de alta resistencia y reacción al fuego
Todos somos conscientes de la preocupación que existe sobre esta cuestión. Desde organismos públicos, como consejerías de vivienda e industria, a cuerpos de seguridad del estado, entidades vinculadas con la seguridad en general, el sector asegurador, y colegios profesionales de arquitectura se han emitido opiniones sobre lo ocurrido.
No es la primera vez que una tragedia como la vivida en el edificio de Campanar sirve de punto de inflexión para promover un cambio, que hoy se muestra necesario. El incendio de la Torre Grenfell en Londres en 2017, condujo a un endurecimiento de la normativa británica de incendios, cuya normativa anterior era similar a la actual española.
En Hispalyt creemos que, por ejemplo, las exigencias de comportamiento de reacción al fuego deberían ser mayores en edificios ocupados por la noche, como viviendas, hospitales u hoteles, ya que en caso de incendio el peligro potencial es mucho mayor. Y en fachadas deberían ampliarse las exigencias a uso de materiales con reacción y resistencia al fuego solo de clase A y B, como se produjo en Inglaterra tras el incendio de la Torre Grenfell. Además, la normativa debería apostar por una menor altura a partir de la que exigir materiales con alta resistencia y respuesta (mínimo clase B), reduciendo el límite de los más de 18 metros actuales a más de 10 metros. Y en fachadas de más de 28 metros, al estar fuera del alcance de equipos de bomberos desde el exterior, para todos los usos, exigir materiales clase A (no combustibles).
Creemos que es necesario y urgente un cambio en la normativa del CTE que favorezca el uso de productos cerámicos, ya que tienen la mejor categoría de reacción al fuego. Son clase A1 sin necesidad de ensayo. No son combustibles, y en caso de incendio no contribuyen al mismo, no produciendo llamas, ni humos, ni gases tóxicos. Solo las paredes de fábrica de albañilería con ladrillo cerámico o de hormigón están incluidas en el Anejo F del DB SI, documento básico de seguridad en caso de incendio, del CTE, que les exime de tener que ser testados en laboratorio por su propia naturaleza y niveles de reacción y resistencia al fuego. El resto de materiales sí deben ser sometidos a ensayos.
Cambios en la normativa que regula la protección frente a incendios en los edificios del CTE (DB SI CTE) para mejorar la seguridad de las personas
Desde Hispalyt demandamos:
- Añadir un apartado de ‘control de ejecución’ dentro del DB SI CTE, en el que se incluyan que deben cumplirse las condiciones de montaje recogidas en el RD 842/2013 para conseguir los valores de resistencia al fuego de algunos sistemas constructivos. Y también deberían recogerse íntegramente las recomendaciones de montaje que los fabricantes de paredes de yeso laminado incluyen en sus catálogos, específicas para conseguir una determinada resistencia al fuego.
- Aumentar las exigencias en el DB SI CTE para paredes interiores, pidiendo una resistencia al fuego EI 120 (120 minutos) para paredes separadoras y EI 90 (90 minutos) para tabiques, las soluciones constructivas que se queden fuera de esta propuesta son poco seguras desde el punto de vista de la protección frente a incendios.
- Sustituir las exigencias actuales del DB SI CTE para fachadas por las exigencias de la normativa inglesa, que es más restrictiva y que se cambió tras el incendio de la Torre Grenfell, similar al de Campanar de Valencia.
Fachadas y paredes de ladrillo cerámico, la solución más completa
Los edificios con fachada y paredes interiores de albañilería son muy seguros, ya que dichas paredes evitan la propagación del fuego. En caso de incendio, este material reduce los daños personales y materiales. Sin embargo, cada vez son más frecuentes catástrofes como la sufrida en Campanar por el uso de nuevos materiales con peor comportamiento al fuego, con graves consecuencias económicas y para la salud de las personas. Las autoridades deben favorecer el diseño de edificios pensando en su reacción y resistencia al fuego, solo así las decisiones que se tomen serán lo suficientemente estrictas para evitar que una tragedia como esta se vuelva a repetir.
Ciudad en Vertical de Llps Arquitectos. Fotografía Javier Callejas
Puesta de manifiesto la necesidad de endurecer la normativa española y promover el uso de materiales con el mejor comportamiento (reacción y resistencia) posible ante el fuego, mientras se produce esta modificación del CTE, arquitectos, proyectistas, promotores y constructores deben asumir que el cambio en la mentalidad del comprador de vivienda nueva o de segunda mano ya se ha producido.
La seguridad ya forma parte del proceso de decisión a la hora de adquirir un inmueble, las promociones que incluyan los mayores estándares en reacción y resistencia al fuego obtendrán un mayor valor de mercado. El ladrillo cerámico por su rendimiento acústico, térmico, durabilidad, menor coste, sostenibilidad demostrable con DAPs y certificados, y también por su reacción y resistencia al fuego, ya sea en fachadas o paredes interiores, es la solución más completa.